El Lago Llanquihue se mostró definitivamente en un período durante del pleistoceno al final del período glacial, fue entonces cuando mostró sus límites y dimensiones. Hacia el oriente gruesas columnas de hielo procedían a retroceder hacia las alturas de la cordillera, en su entorno lagunas y lagos brotaban en la tierra saturada de humedad. Mientras los hielos se retiraban por el estrecho valle que separa el Llanquihue y el lago Todos Los Santos las aguas drenaron hacia el estuario del Reloncaví. El lago tenía una cota superior a la actual y estaba contenido por el poniente por el material depositado por la glaciación en su avance hacia la depresión central. Por el noreste cubría extensos terrenos que dejaron al volcán Osorno transformado casi en una isla, a sus espaldas otra gruesa columna de hielo se internaba en las profundidades de la cordillera. Cuándo la salida hacia el estuario quedó bajo la cota superficial del lago, las aguas siguieron la pendiente del terreno horadando un valle fluvial en un paisaje de bosques para en definitiva desaguar al océano Pacífico.
Muchos cuerpos de agua tuvieron una vida efímera, a medida que los glaciares drenaban menos agua terminaron por secarse, asistían pequeñas cuencas incapaces de abastecerse del agua suficiente que permitiera su existencia, sin embargo bastante para mantener vivo el suelo y facilitar el crecimiento de un bosque ávido de humedad, coihues y alerces con un enmarañado sotobosque se desarrollaron sin impedimentos sobre todo en ese istmo que separa el lago Llanquihue y seno del Reloncaví.
En la parte norte una densa red de ríos que formaban entre otros el Rahue, Negro, Coihueco, Pilmaiquén que drenan los lagos Rupanco, Puyehue y Ranco, todos tributarios de la cuenca del gran Río Bueno dejaron abiertos en las terrazas ribereñas espacios sin bosque que se alteraban con otros de densa vegetación que facilitaron el desplazamiento de los primeros grupos de hombres que alcanzaron el territorio. Antes y después de la llegada del hombre hubo terrenos bajo pastoreo, primero fueron los animales pleistocénicos que pastaban y ramoneaban en las cercanías de los ríos, posteriormente producto de la domesticación animal, auquénidos y con la llegada de los españoles, vacunos y otras especies.
Al final del pleistoceno el hombre se encontraba asentado en Monte Verde en las riberas del Chinchihuapi, perteneciente a la cuenca del rio Maullín, y Pilauco en las terrazas del río Damas, en esos tiempos lóbulos y columnas de hielo se alejaban de la depresión central como consecuencia de altas precipitaciones y mayores temperaturas ambientales.
Entonces, las orillas de los lagos y ríos no eran lugares seguros, las abundantes precipitaciones y el desglaciado de las grandes masas de hielo generaban grandes cantidades de agua que cambiaban sorpresivamente los límites de las orillas, generando inundaciones de grandes extensiones terreno, más inestables aún eran los litorales marinos donde la cota se movió al inicio del holoceno en decenas de metros. El hombre se mantuvo durante mucho tiempo lejos de los grandes cuerpos de agua, pero al parecer la tradición recoge la historia de una gran inundación, un diluvio, que ocurrió hacia 6.000 años antes del presente, cuando muchas comunidades habían terminado por asentarse en las orillas del mar. El hombre volvió a aparecer en las costas del Reloncaví de los lagos y grandes ríos 2.000 años después.
Luis Durán B.