Las altas temperaturas, el mar. el lago y la arena pueden ser altamente perjudiciales para tu smartphone. ¿Debemos taparlo con la toalla?, ¿El calor puede afectar la duración de la batería? ¿Es recomendable cargarlo en el auto? Lee con atención.
La recomendación es no ir con el celular a la playa, pero los usuarios suelen llevar la contra. La arena, la humedad y las altas temperaturas no son impedimento para que los veraneantes “bajen” a la playa con los más diversos aparatos tecnológicos, siendo los smartphones los que lideran el ránking.
Pero qué le puede pasar a un celular en la playa. “Varias cosas, especialmente por la mala manipulación de los usuarios”, advierte Mauricio Hidalgo, director de Ingeniería Civil Informática de la Universidad San Sebastián. ¿Qué precauciones adoptar? El académico explica:
- Cuidado con la arena: puede entrar por diversos puertos, como el de carga o audio, afectando en el correcto funcionamiento del móvil. Y de paso, podría rayar la pantalla. Podrías protegerlo guardándolo en un bolso/cartera cerrado donde tenga espacio (no esté apretado con otras cosas) y dejar el bajo la sombra.
- Aléjate de los rayos solares: Pueden dañar la batería y los circuitos internos del teléfono.
- Protege la pantalla: De ser posible, consigue protectores a prueba de agua. Podrán darle un poco más de seguridad y evitarán el traspaso de pequeñas gotas. Ten a mano un kit de limpieza adecuado.
- ¿Qué pasa con el calor?: Un sobrecalentamiento del teléfono puede generar problemas graves. Incluso el mismo sistema advierte sobre fuertes alza de temperatura interna, pidiendo que el equipo haga una pausa en su uso. Fallas en las conexiones o cierres inesperadas de apps son indicadores de calentamiento.
- Dale una pausa al equipo: plataformas streaming, grabación de video y juegos pueden “colapsar” el teléfono bajo el sol. Deja descansar al equipo en pequeños intervalos y procura dejarlo en un sitio ventilado.
- ¿Qué pasa con el agua salada?: No acerques tu celular al mar. El “problema” con el agua salada es el poder de corrosión que tiene sobre componentes internos del equipo. Este puede dañarse irreversiblemente.
